La actividad física más que ser vista como una aliada para mejorar nuestro aspecto físico, debe considerarse una excelente herramienta para mantener nuestra salud mental.

Muchas veces los desafíos constantes, la carga laboral y otros factores, incrementan nuestros niveles de cortisol, provocando altos niveles de estrés laboral, lo que a su vez afecta nuestra salud, bienestar y estabilidad emocional, trayendo consigo una serie de consecuencias que terminan afectando no solo nuestro ámbito laboral, si no todos los demás.

Es preocupante según lo han demostrado variedad de estudios como el sedentarismo está afectando a la población, principalmente la relacionada con el mercado laboral.

La mayor excusa o justificación para no hacer actividad física es la falta de tiempo, que si bien es cierto, muchas veces es limitado, si existe una buena planificación y gestión del tiempo, es posible organizarse y hacer un espacio diario o con cierta frecuencia para mover el cuerpo o realizar actividades que nos permitan mantener nuestro bienestar.

El ejercicio nos ayuda a mejorar nuestra forma de afrontar el estrés y a reducir el agotamiento emocional e incrementar la motivación, también ayuda a fortalecer nuestro sistema inmunológico de manera natural, lo que se traduce en menos enfermedades físicas y mentales.

Hoy día una excelente tendencia que han adaptado las organizaciones es ofrecer una pausa activa a sus colaboradores, la cual consiste en un espacio para que las personas durante su rutina laboral, realicen ciertos movimientos de estiramiento, respiración, relajación, mindfulness, etc, lo que ayuda a aliviar la carga laboral. Incluso algunas organizaciones también han facilitado espacios para realizar actividad física luego de la jornada laboral o mantienen ciertos convenios con lugares dedicados a este fin.

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